A la hora de invertir en un fondo de inversión optar por uno de inversión garantizada es apostar sobre seguro. Cuando el cliente se decanta por un fondo de inversión garantizados la entidad financiera indicada le garantiza una rentabilidad a los largo del periodo de duración del fondo de inversión. Por lo general los fondos de inversión garantizados tienen una duración variable entre 1 y 10 años y en ningún momento el cliente puede optar por abandonarlo de manera gratuita ya que en el caso de retirar su capital invertido será castigado con una dura cuota de cancelación si lo hace.
Los participantes en un fondo de inversión garantizado podrán entrar a formar parte hasta una fecha determinada y no podrán retirarse hasta otra fecha marcada al comienzo del proceso. El fondo de inversión garantizado posee un tipo de beneficios fiscales muy ventajosos para los ciudadanos españoles y es que en nuestro país a partir de los 15 años no es necesario declarar los beneficios derivados de los fondos de inversión garantizados.
Como es evidente, en los fondos de inversión garantizados la rentabilidad es mínima ya que el banco o entidad financiera podría invertir de manera errónea e incurrir en pérdidas, aunque lo normal es que como compensación a esa rentabilidad mínima garantizada, el banco se quede para él mismo el margen de beneficios derivados de sus operaciones de inversión. Si por ejemplo el banco promete un 2% y al final logra un 5% pues ha logrado de beneficio una rentabilidad del 3%.
Los fondos de inversión garantizados están especialmente indicados para aquellos inversores que se no se consideren amantes del riesgo y prefieran inversiones menos rentables y más seguras.
Los fondos de inversión garantizados fueron el resultado de una dura “guerra” entre los bancos a mediados de los años 90 en los que la captación de clientes y su posterior capital era el objetivo fundamental.
Los expertos suelen recomendar que la duración adecuada de este tipo de fondos de inversión debe ser de unos 5 años ya que a partir de ese tiempo el porcentaje de rentabilidad ofrecido en un principio no sea el adecuado respecto al encarecimiento de la vida. Además a todo ello se ha de sumar la posible fluctuación económica del mercado y sus consiguientes variaciones del tipo de interés que provocarían desequilibrios en la entidad financiera y le llevaría a incurrir en pérdidas. Los bancos y entidades financieras se guían muchas veces por los ciclos económicos que rigen la historia económica a lo largo del tiempo.
En el caso de que al llegar la fecha de vencimiento, el fondo de inversión no hubiera rentado lo prometido desde un momento inicial por la entidad financiera, ésta tendrá que aportar de su propio capital la cantidad suficiente para compensar a los clientes inversores.
Los fondos de inversión garantizados, garantizan el 90% de la inversión con una rentabilidad variable o fija. Las diferentes modalidades de estos fondos de inversión son: Fondos de renta fija, de renta variable, mixtos en cualquiera de sus modalidades, de dinero y de divisas.
Evidentemente y para desgracia de los inversores, la rentabilidad está limitada. Se sitúa en torno al 40% de la media de rentabilidad del IBEX y siempre que supere dicho porcentaje se devengará tan solo el 15%. En el caso de fondos de inversión de dinero y fondos de inversión de renta fija garantizada, la rentabilidad queda garantizada hasta la fecha que se acuerda en el momento de la contratación.
Los fondos de inversión garantizados poseen un bajo riesgo, lo que, evidentemente, hace que no sean los más rentables de todos, pero ya se sabe, "despacito y con buena letra". Estos son los fondos de inversión garantizados más comunes:
Los fondos de inversión garantizados de renta fija ofrecen un bajo riesgo a cambio de una baja rentabilidad. Todo ello supone que para muchos inversores aversos al riesgo este sea el tipo de fondo de inversión adecuado. Por lo general tienen una duración de entre 5 y 10 años.
Los fondos de inversión garantizados de renta variable proporcionan a los inversores la posibilidad de optar por un tipo de inversión en la que les garantizan una rentabilidad menor que los fondos de renta fija a cambio de poder aumentar los rendimientos gracias al término variable.